Silvano «Lalo» Chávez, un histórico comerciante que tenía hace más de 20 años un puesto en la esquina de Salta y La Calandria, en San José, falleció a sus 82 años a causa de una enfermedad que padecía hace ya tiempo. Además de ser reconocido en el barrio por su lugar en el puesto, «siempre se movió por los vecinos».

«Acá lo conoce mucho la gente porque siempre se movió por los vecinos, antes del puesto. Tuvo una participación bastante importante», contó su nieto Santiago Tucumán, a la vez que subrayó que su abuelo trabajó para el entubamiento del arroyo Las Perdices así como del Arroyo del Rey y El Unamuno.

Nacido en Tucumán en 1938, se vino a Buenos Aires colado en un tren de carga junto a algunos amigos y hermanos. Una vez en la ciudad, el gran trabajo de su vida fue en el mercado de Abasto. Él era de los que descargaban los cajones de cien kilos al hombro. «Arrancó a ir al puesto por necesidad».
«Siempre estaba al servicio, hasta que le dio el cuerpo. Hasta sus 80 seguía en el puesto, era casi terapéutico», valoró su nieto. «Lalo», como le decían,  estuvo casi 23 años en esa esquina.

Asimismo, el joven recordó las mañanas en que lo acompañaba. «Yo me iba con el todas las mañanas, le armaba el puesto, después cuando se iba se lo levantaba. Si bien tenía 80 años, él era un hombre muy fuerte», confesó a acerca de su gesto para con él.

Chávez iba desde la primera hora del día hasta la noche a esa esquina en el barrio San José de Temperley. Muchas veces fue su esposa, Leosia Ledesma, que lo relevaba al mediodía para que pueda ir a comer. Ella falleció hace cuatro años, pero también el barrio la recuerda. » Ambos le han dado techo y casa a gente que no tenía», enfatizó.