Parece que pasó mucho tiempo, pero es un pasado que apenas está a la vuelta de la esquina. Hasta el mes pasado, la Vice presidenta en el «operativo clamor» se subía a un escenario al menos una vez por semana, o desde su cuenta de Twitter o por medio de sus interlocutores para tirar con toda la artillería contra el gobierno de su socio y a quien puso con el dedo: Alberto Fernández.
Durante junio la ex presidente se cargó dos ministros, del ala de confianza de Alberto, diciendo que eran «ministros que no funcionan», pidiendo el «uso de la lapicera» Pero la presidenta quería la cabeza del ministro de economía que resistió en el cargo hasta mas no poder. El 2 de julio cuando se sabía que se venía una nueva envestida de Cristina, en paralelo y públicamente a través de la redes sociales pegó el portazo como dice su entorno «Hinchado los huevos». Paradójico es que después de meses que la vice se empecinara con la renuncia de Guzman, en su primera aparición pública; Kirchner salió a decir que fue un «inmenso acto de irresponsabilidad» e hizo una «desestabilización institucional». Las palabras de Cristina, siempre impunes y llenas de cobardía, como siempre nos tiene acostumbrado, responsabilizó a otro, en vez de hacerse cargo que ella precipitó el desenlace.
Después del domingo ajetreado donde la coalición oficialista no se ponía de acuerdo en la negociación por quien se hacía cargo del timón económico. Después de 12 horas de incertidumbre se conoció el nombre de Silvina Batakis en el cargo de economía, quien tenia el aval de la expresidenta. Lo cierto es que con el correr de los primeros días, la nueva ministra declaró que continuaba con el plan de Guzman, llegar a los vencimientos y respetar las obligaciones de pago al FMI, continuar con la quita de subsidios a la energía, reduciendo el gasto fiscal, segmentándola por ingreso familiar. Endureció el cepo al dólar turista y a las importaciones y dejó un claro mensaje a los movimientos piqueteros, » no se puede generar el Sueldo Universal» algo que también pedía Kirchner en su modo opositor de su propio gobierno.
Sin dudas Cristina Kirchner con el cambio de ministro, y según dejó trascender, apoyaba a Batakis, pero el entorno K sin dudas no esperaba que continuara el plan de su antesesor. El veranito duró apenas una semana y media para Silvina, sin demasiados fuertes sobresaltos. El billete estadounidense parecía estar controlado pero de buenas a primeras, esta semana algo se rompió. Por un lado la decisión de aumentar las restricciones para el dólar turismo, y a las importaciones que trajo perjuicio a varias empresas que necesitan de importar para continuar con su producción. El paro del campo de ayer y hoy la multitudinaria marcha piquetera. Un combo explosivo, una bomba de tiempo en cuenta regresiva.
Hoy la dirigencia social, salió a atacar a la vice pidiéndole que se haga cargo que ella también forma parte del gobierno, que deje de hablar en tercera persona. Los piqueteros, sobre todo los de izquierda no tienen comunión con el oficialismo. Grabois se sumo a la movilización pidiendo por el «sueldo universal» como si la economía Argentina tuviera superávit para afrontar mas demanda de pesos y gastos.
Lo cierto es que la vice, quien recrudeció la guerra con el hombre que ella puso en el sillón de Rivadavia, desde la renuncia de Guzman, no lo atacó más. Una tregua a simple vista que no es tan así. Por estos días, el cuervo Larroque salió hablar en contra de Alberto. Grabois se sumó a la marcha piquetera y Pablo Moyano mete presión por medio de la CGT.
El kirchnerismo está totalmente disgustado con las medidas de Sivina Betakis. algunos hablan de traición, pero Cristina no puede decir nada, porque ella misma le dio el visto bueno y ahora salir a confrontar la pondría en evidencia, es por esto que recurre a los mismos de siempre, para que disparen contra el blanco, que no es mas que el presidente, para despegarse, de una realidad que la deja débil, si pretende ser candidata en el 2023.
Su silencio asusta, intimida y por momentos deja en claro la soledad de un presidente que cada vez esta mas solo, sin saber que hacer. Hoy las miradas están puestas en cuanto tiempo sobreviva Bitakis en el cargo de ministra de economía y no sea un simple paso, como le pasó a Ricardo López Murphy en el gobierno de De la Rúa.