La crisis económica y la escalada de precios de los alimentos en la Argentina llevaron a que la tarjeta de crédito dejara de ser un método de pago ocasional para transformarse en una herramienta de supervivencia cotidiana. Según un estudio del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), durante marzo, el 43,5% de las familias usó la tarjeta de crédito para comprar alimentos, mientras que el 37,8% pidió fiado y el 6,2% recurrió a familiares o amigos para obtener dinero prestado.

El panorama es contundente: más de la mitad de la población no puede cubrir sus necesidades básicas de alimentación con los ingresos mensuales, reflejando el dramático impacto de la inflación en los alimentos y servicios y el estancamiento salarial.

El informe destaca que el principal instrumento de endeudamiento es la tarjeta de crédito, que representa el 30,5% del total de las deudas. Lo más alarmante es que el 58% del gasto con tarjeta se destina a la compra de alimentos, lo que convierte a este medio de pago en una forma de financiar la subsistencia cotidiana, en lugar de ser una herramienta para acceder a bienes durables o extraordinarios.

El resto de las deudas se reparte entre servicios privados (10,5%)fiado en comercios (8,8%)impuestos y expensas (8,5%)préstamos familiares o de amigos (8,4%), y alquileres (8%). En cambio, las financieras —tradicionales prestamistas informales de última instancia— apenas representan el 2,1% del endeudamiento, lo que marca un corrimiento hacia fuentes más cercanas o conocidas.

Otro dato inquietante es que más de la mitad de los hogares tienen entre dos y tres deudas simultáneas, y el 12% tiene aún más. En muchos casos, estas deudas se originaron en 2024, pero todavía hay un 12% de familias que arrastran compromisos impagos desde 2023.

Además, el 76% de las deudas están en mora o en instancia judicial, lo que significa que no se están pagando regularmente o han sido cedidas a estudios jurídicos para su cobro. En paralelo, el 15% de los hogares ya fue embargado, ya sea en sus cuentas bancarias, sus bienes o su salario.

El informe también evidencia un círculo vicioso del endeudamiento bancario: el 34% de estas deudas proviene de refinanciaciones de tarjetas de crédito, mientras que solo el 6% corresponde a créditos hipotecarios.

El impacto del endeudamiento sobre los ingresos es significativo: más de la mitad de los hogares destina entre el 40% y el 60% de sus ingresos al pago de deudas, y un 12% supera incluso ese porcentaje. Esto deja a muchas familias al borde del colapso financiero, sin margen para enfrentar gastos imprevistos.