Ema Bondaruk era una estudiante de 15 años de la localidad de Longchamps que se suicidó hace un año luego de la viralización de un video con imágenes íntimas. Un compañero de su colegio lo difundió sin su consentimiento. A pesar de sus intentos por detener la propagación de las imágenes, la difusión continuó, sumiéndola en una profunda angustia que la llevo a quitarse la vida en la habitación de su casa de Longchamps. Laura, su mamá, había salido a comprarle unas galletitas. Hoy convirtió el dolor en lucha y presento un proyecto para impulsar una ley para prevenir y abordar esta problemática en las escuelas de todo el país que llevara el nombre de su hija.

Esta semana en la Cámara de Diputados se presentó una guía para el tratamiento de los casos en las escuelas, y por el otro, un proyecto de ley que crea un Programa Nacional de Prevención y Abordaje de la Violencia Digital en Ámbitos Educativos. Estuvo presente Laura que participó en la confección de esas iniciativas.

“Ema era una adolescente que un día se convirtió en víctima de violencia digital de género, algo desconocido aún para muchos y frente a lo desconocido muchas veces no se sabe cómo actuar. ¿Cómo alguien se convierte en víctima de este tipo de violencia? En el caso de Ema, confiando en la persona equivocada, alguien que la traicionó en su confianza y difundió imágenes íntimas sin su consentimiento… 24 horas después de la viralización de este video en el colegio al que ella asistía, se quitó la vida. Nadie supo cómo ayudarle, nadie tenía las herramientas necesarias para abordarla en el peor momento de su vida”, contó Laura.

“Yo ni siquiera sabía que existía la violencia de género digital. Con el tiempo me di cuenta de que mucha gente tampoco lo sabía. Armé un instagram @ema_almamia y primero fue catártico pero me empezó a escribir un montón de gente preguntándome por esta problemática. Se sabe muy poco al respecto”, advirtió Laura Sánchez

«Yo quisiera que ninguna otra familia pase por lo que estamos pasando nosotros. No son hechos aislados. Es un problema extendido. Y es urgente que el Estado se ocupe y garantice los derechos en los entornos digitales. La prevención es una responsabilidad colectiva”, dijo Sánchez a Página 12.

En octubre de 2024, a dos meses del suicidio de Ema, Sánchez recibió en su casa de la localidad bonaerense de Longchamps la visita de la activista mexicana Olimpia Coral Melo, que en su adolescencia fue víctima de un hecho similar al que sufrió Ema, experiencia que la llevó a impulsar en su país reformas legales para castigar como delito la difusión no consentida de imágenes íntimas, un movimiento que se ha extendido por toda el continente. Del encuentro con Olimpia, contó Sánchez, surgió la idea de elaborar la Guía Ema.

Coral Melo estuvo presente en la presentación en el congreso del proyecto de ley que tiene como objetivo fundamental prevenir, detectar y actuar de manera efectiva ante la violencia digital en las escuelas. La iniciativa busca brindar herramientas concretas a docentes, estudiantes y familias para que ninguna víctima de este tipo de violencia vuelva a sentirse sola o desprotegida. La “Guía Ema” por su parte es un material complementario diseñado específicamente para ofrecer recursos prácticos frente a casos de violencia digital en los entornos educativos.

“Espero que la pérdida de Ema no sea en vano, que de alguna forma, esta tragedia tan tremenda, tenga algún sentido”, pidió la mamá de la adolescente.

El proyecto y la guía forman parte de una propuesta integral que incluye la Ley Olimpia (sancionada en 2023, que incorporó la violencia digital como modalidad de violencia de género en la Ley 26.485) y la lucha por la Ley Belén, para que el Código Penal contemple delitos como la difusión no consentida de material íntimo.