En San Francisco Solano, un taller mecánico se ha transformado en un encuentro de solidaridad para los vecinos que más lo necesitan. Hugo, propietario del establecimiento de chapa y pintura no solo se dedica a reparar vehículos, sino que abre las puertas de su negocio para una noble causa: una olla popular que funciona todos los jueves en colaboración con la comunidad de la Iglesia Evángelica Nueva Vida.

«Pertenecemos a un taller de chapa y pintura que está acá en Santa Ana y Rosales. Aparte de de hacer el trabajo de chapa y pintura, estamos abocados en una iglesia evangélica que se llama Iglesia Nueva Vida», explica Hugo, con una visible emoción en su voz, destacando el rol fundamental de su congregación en esta iniciativa.

La olla popular es el reflejo de un compromiso profundo con la comunidad. «Para la gloria de Dios, ayudamos a la gente del barrio, la gente que necesita, haciendo olla», relata Hugo, subrayando el espíritu de servicio que los impulsa. La labor no sería posible sin un valioso equipo de colaboradores. «Un grupo de chicos que también me dan una ayuda, pues ellos vienen de una vida dura y hoy hizo un cambio en su vida y nos dedicamos a ayudar», subraya, poniendo en valor el testimonio de transformación personal de quienes se suman a esta tarea.

Para aquellos que deseen sumarse a esta cadena de solidaridad, la ayuda es bienvenida. Se pueden acercar con mercadería a Calle Santa Ana 1897, esquina Rosales, en San José, los jueves, día en que funciona la olla popular. Toda colaboración es fundamental para que más vecinos de San Francisco Solano puedan recibir un plato de comida y el apoyo de una comunidad que se une para tender una mano.